martes, 14 de agosto de 2007

Crónica de un ganador no anunciado. Juan Antonio Camino consigue el premio a la "Cartagenera".

Crónica de un ganador no anunciado
El cantaor granaíno Juan Pinilla logra la Lámpara Minera en su cuarta intentona El Desplante fue para la bailaora Patricia Pérez, y Juan Antonio Silva se llevó el Bordón
PATRICIO PEÑALVER/LA UNIÓN

NUEVA LÁMPARA. El cantaor Juan Pinilla levanta la Lámpara Minera junto al alcalde de La Unión, Francisco Bernabé. / JM RODRÍGUEZ/AGM


Final del Festival de Cante de Las Minas

LOS GALARDONES
Lámpara Minera: Juan Pinilla; el segundo premio de cante para Juan Antonio Camino Wenceslá.

Mineras: Juan Pinilla.

Cartageneras: Juan Antonio Camino Wenceslá.

Tarantas: Rafael Carlos Espejo Churumbaque hijo.

Murcianas y otros cantes mineros: Juan Pinilla.

Malagueñas: Juan Antonio Camino Wenceslá.

Otros cantes de Málaga, Granada, Córdoba y Huelva: Desierto.

Tonás, Siguiriyas, Livianas y Serranas: Domingo Herrerías Pozo (siguiriya).

Soleá, Bulerías por Soleá, Cañas y Polos: Sergio Gómez Delgado El Coloraito (soleá).

Bujería: Sergio Gómez Delgado El Coloraito (vidalita).

Premio Especial para Cantaores Jóvenes: José Luis Villena Panadero Niño de la Aurora.

Bordón Minero: Juan Antonio Silva Campallo; el segundo premio de toque para Juan Marín Naranjo El Juani.

El Desplante: Patricia Pérez Guerrero; el segundo premio de baile para Yolanda Osuna Linares.


Como decíamos ayer, no existía en los corrillos flamencos ese insistente runrum, como el de un abejorro, que nos indicara la crónica anunciada de un ganador indiscutible de la Lámpara Minera.

Lo que sí existía, entre los aficionados más conspicuos, era una tríada de gustos: los que apostaban fuertemente por Juan Pinilla, los que lo hacían por Rafael C. Espejo Churumbaque hijo y también los que creían que Juan Antonio Camino era merecedor de dicho premio.

Como ya decíamos, los tres cantaores andaban muy igualados en las puntuaciones y tan sólo les separaban apenas unas décimas, claro que a veces, cuando se tiene calentura, unas décimas de más son suficientes para tener mal de cuerpo. Aunque, al parecer, al final la pugna se polarizó mayoritariamente en dos grupos: los de Pinilla y los de Churumbaque hijo.

Y como ya anunciamos, el asunto se iba a dirimir en la noche de la gran final, como así sucedió. Curiosamente, a mi entender Churumbaque hijo cantó la minera mejor que Pinilla en la noche de la semifinal, sin embargo, en la noche que realmente contaba, fue Pinilla quien matizó mejor la dos mineras cantadas. Y así lo debió de estimar el jurado.

Ciertamente hay que decir que la decisión del jurado no tuvo unanimidad y se escucharon protestas, supongo que, en éste caso, de los que apoyaban también a Juan Antonio Camino, que hicieron piña con los de Churumbaque hijo.

Los tres cantaores cantan muy bien y, cómo el mismo Pinilla reconoció, cualquiera podía haber sido Lámpara pero está vez la suerte estaba de su parte, ahora que entre los partidarios de uno se nieguen la sal, esto es muy grande y muy sano, ya que no hay nada mejor que le confrontación de las distintas maneras cantar y el contraste, noble sí puede ser, de pareceres.

Una cosa es la forma de ejecutar los cantes técnicamente y otra bien distinta es el rajo particular de cada cantaor, y es aquí donde creo que reside el quid de la cuestión de la otra noche. Los que consideran que Churumbaque hijo tiene una voz más flamenca están en su derecho, pero no por ello es más injusto, ni tienen más derecho que los que piensan que la de Pinilla o la de Juan Camino es más bonita o más melodiosa. Aunque, naturalmente, les pueda parecer así si así les parece. Faltaría más, oiga.

Es cierto que en la entrega de los premios hubo una leve división de opiniones, tampoco pude medir la intensidad, aunque el volumen de los que protestaban se diluyó cuando el cantaor, que además es un gran estudioso y una gran persona, volvió a cantar como es de rigor la misma minera, recibiendo una ovación cerrada y calurosa.

No ocurrió lo mismo con los premios de toque y baile. El guitarrista Juan Antonio Silva Campallo, que ganó el Bordón minero, y la bailaora Patricia Pérez, que obtuvo El Desplante, fueron aplaudidos con rotundidad al recoger sus preciados premios.

Muchos y buenos aficionados no se quisieron perder la gran noche de la final, entre ellos, Fernando Ruiz García, el eminente profesor honorífico de Neurocirugía de la Universidad Miguel Hernández de Elche, presidente de honor del PSOE de Alicante y ex senador que tanto ha hecho por la neurocirugía en la zona de Levante; o Antonio López El Victorino, de El Campillo, entre otras cosas, guitarrista; o Toñi Campos, que también ha tratado estos días en Portmán a Manuel y a Rosa.

Un ramillete de excelentes aficionados que gozaron con el buen cante, el buen toque y el buen baile, entre ellos, Francisco Medina, de Espinardo; Pepe Soto, de la peña flamenca de Murcia; Juan Antonio Jimeno, el maestro, todo un clásico del Festival, al que veo más en La Unión que en todo un año en Murcia. Así como José Luis Arroyar y Puri Laguna, de Burgos, que acudieron por primera vez el pasado año, probaron, y este año han repetido. O José Martín, el padre no de Inma, como decía ayer, si no de la gran cantaora Mayte Martín.

Ahora, le toca a Pinilla defender la Lámpara minera y ponerse las pilas más que nunca. El próximo año seguro que volverán a la carga también Churumbaque hijo y Juan Antonio Camino. Así que, después de estar dándoles el cante estos días, me despido con un mar de cantes.