sábado, 4 de febrero de 2012

Continuar la tradición

La continuidad de las tradiciones empieza desde los más jóvenes, y la foto de ayer es un ejemplo que nos trae a muchos los recuerdos de nuestra infancia cuando por encima de la Ermita nos dejaban, ese día, ir a los olivos; porque ir más allá de los olivos o donde se nos perdía de la vista de los vecinos estaba prohibido; pero ese día la fiesta comenzaba a tempranas horas de la tarde e incluso los días de antes cuando se acarreaban las ramas de olivo para preparar la candelaria; días previos para preparar el campamento y jugar a algo así como, los campamentos de los indios; y cada pandilla tenía un "Fuerte" que defender de posibles intrusos y hurtos de la pandilla contraria.
Quemar lo viejo y dar paso a lo nuevo era, y es ahora, para los adultos.
Hay poco que quemar porque desprenderse de lo viejo en estos tiempos no sabe uno si le puede hacer falta en estos tiempos de futuro incierto, donde no es que se recorte, sino que ahorrar se vuelve cada día más importante, pero claro está, ahora no pensamos en ahorrar en los bancos, sino de los ahorros que tenemos en casa, que son los que valen cada día más; pues ya se sabe que los chorizos que nos comimos en la candelaria son los más ricos, los otros chorizos, están hoy en día en los bancos, que no sólo tienen chorizos sino chantajistas, cuentistas y troleros. "¡nos vendieron la moto, señores/as!".
Anoche fue además, la noche de la alegría con lo poco que tenemos, y con lo mucho que nos queda siempre: ilusión, amistad, hermandad, fraternidad, compañerismo, solidaridad....
Porque mientras nos calentábamos en las candelas, los padres y abuelos de Aarón recogían firmas para apoyar las reivindicaciones de este villarrense, de este nuestro vecino que nos necesita para decirle a la administración QUE TIENE DERECHO, y lo tiene, tiene derecho a que crezca con sus amigos, en el cole y en la calle, que un día lo podamos ver, acarrear también estas ramas de olivo, el olivo de la paz, el olivo de la esperanza.