domingo, 26 de febrero de 2012

Nuestro paisano Juan Antonio Camino recibe el reconocimiento por su participación en el Festival de Tabernas.

Éxito del flamenco en las tabernas
BALDOMERO PARDO | ACTUALIZADO 25.02.2012 - 05:00
    
Cante: Antonio Mejías y Amparo Ramos. Toque: José Tomás Jiménez. Fecha: jueves 23 de febrero. Lugar: Bodegas Moriles (carretera del Aeropuerto). Lleno.

Como en años precedentes, y desde enero hasta abril, en este desdeñado 2012 se desarrolla el ciclo dedicado al flamenco en las tabernas cordobesas, a cargo de Cruzcampo y de la Asociación de Artistas Flamencos de Córdoba, con la complacencia y buena acogida por parte de la afición que, en su peregrinar, concurre y estimula los pertinentes encuentros con este enorme arte; sin ella, ni los promotores ni los propios artistas hubiesen estado motivados y con disposición para esta nueva edición. Así, entre otras figuras, Juan Antonio Camino, Migueles, Rafael Trenas, Salako, Juan R. Cisneros y otros no menos importantes han sido los protagonistas hasta ahora. Una nómina que se incrementará en las próximas semanas.

El ciclo contó el pasado jueves con la presencia de Antonio Mejías, último primer premio de cante del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba (celebrado en 2010), como acicate para incorporar a una mayor audiencia ávida de estar presente cuando el artista montillano se sube a las tablas. Lo cual cristalizaría nada más acomodarse Mejías junto al novel tocaor manchego, de Membrilla (la llamada capital del melón), José Tomás Jiménez, esmerado y pulcro con su sonanta, ambos para hacernos saborear el repertorio habitual del cantaor, siempre sorprendiendo con algún que otro palo menos divulgado. Los concurrentes pudimos acusar la transmisión de su inspiración, tanto con la soleá apolá fosforera como con la malagueña de El Canario y rondeñas, los recurrentes tanguillos gaditanos ya habituales en sus recitales, una tanda por martinetes, preludiados cada uno con la bajañí, arriesgando al límite ante el peligroso burel que lidiaba; y, con Amparo Ramos, a requerimiento y al alimón, para un broche por bulerías jerezanas y con reminiscencias de El Turronero, colocando la guinda con aquella Lola Montes que Mairena nos legara, dejando con su comparecencia el listón en todo lo alto.

La muy joven aún Amparo Ramos fue la encargada de abrir la reunión junto al tocaor de la noche, para ir adecuando el gusto de la concurrencia. Fue por tientos tangos, por caña y remate con soleá trianera, granaína y media con exquisito gusto, unas vivaces alegrías de Cádiz, para rematar su intervención con varios fandangos naturales, dejando al respetable con el mejor sabor de boca. Esta cantaora en ciernes, con edad para progresar sin prisas, tiene conocimientos y facultades que, administradas, le abrirán puertas.