jueves, 18 de diciembre de 2014

Juan Relaño despide a su gran amigo Agustín Barragán.

Hoy ha emprendido su viaje definitivo Agustín Barragán 
Un octogenario que nació y vivió en el pago del Charco del Novillo (sierra de Montoro). Amigo y vecino.
Una fuente de la que me siento afortunado de haber bebido y haber compartido mis últimos años. Uno de los primeros en aceptarme dentro de este clan rural.


De él aprendí historias de jubiles y rojos en la posguerra, de como se elabora el ajonje (pegamento) con la raiz del senecio, de como empedrar un suelo con guijarros o como injertar acebuches; que la víbora en otoño "cabecea" las jaras y que el lobo viejo canea el lomo. 
Y sobre todo a beber vino...mucho vino. Llevar las cuentas por debajo de la barra del ventorrillo con señales en una sevilleta (en su vuelta no se admitína "cubatas").
De talante gruñón y a la vez simpático (vaya paradoja del hombre de campo) se enfrentaba a quién osara pedir que me cortara el pelo jajajaa.
Hasta sus últimos día renunció dejar su pequeña casa de campo donde vivía en solitario. Su penúltima copa de vino, como le gustaba decir, la levanto en alto y sentenció:...amigos bebed que esta la pago yo!!.
Una generación que se va con él, una biblioteca que se quema. Me quedo con sus chaskarrillos del tabaco de Valdivia y los berros y el monte.
Buen viaje amigo. Y como decías...que donde estés, ponga buen vino y huela a jara y almuradú (d.e.p.)


(Juan Relaño)